La Pasión según el Eternauta

Un Baúl donde buscar la magia. Un cigarro que diagrama copos de nieve en el viento y una brisa que abandona la solemnidad de la noche. Elsa Sánchez que va y viene, y le dice a Héctor que pare de bailar con unas niñitas que dan vueltas y vueltas entre sus brazos esperando que papá vuelva a construir un puente que nos devuelva a la vida. Héctor fue un guionista de la ciencia. Con una narrativa histórica de viñeta, que peregrino la cultura de lo fusionado. Que se animó a descifrar la mitología de una nueva dimensión del Héroe, la del héroe colectivo. 
Sus años fueron de resistencia, de interpelar el deseo para recuperar la democracia. Hablar del apellido Oestherheld en nuestro país, es hablar de unas de las masacres más grandes que perpetuó la dictadura, pero inevitablemente es una historia de amor de familia y de hidalguía escenográfica por recuperar los sentidos libertarios. Es la batalla de los cascarudos en el Monumental de Núñez, es el café con los amigos y una taza que se golpea dos veces sobre la borra. 
El viejo fue tan grande que fue de otra época. Le escribió a una sociedad que inevitablemente necesitaba mutar. Son las infancias libres por las cual peleamos y es el fin de los estereotipos en la niñez. 
Un fuego que cruzó inevitablemente su compromiso en el valor de la militancia que trascendió en sus hijas. Silencioso sí, porque como dijo en su captura por la última Dictadura Militar; “No tengo nada que decir, no tengo nada que negociar”. 
Al cumplirse un nuevo aniversario de su desaparición forzada, desde la Organización #JóvenesSolidarios, rememoramos su figura, sus ideas, su talento y lucha.


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