En cada copa de leche en el barrio que lucha para que las familias tengan algo para llevar a la casa; están los chicos. Cada escuelita deportiva que se inaugura en el barrio tiene un sentimiento inspirado en los chicos. En cada día del niño, en cada debate, cada capacitación, él apoyo escolar, los talleres artísticos, cada consecuencia que se siembra en el barro, es una flor de esperanza de los chicos. Siempre con nosotros. Cada paso en cada marcha, cada bandera que flamea, cada bengala que humea la plaza, cada color, cada peregrinación, cada acto revolucionario y cada sonrisa es de los chicos. Por los chicos hay que formarse, comprometerse, trabajar con capacidad crítica, siendo más tolerante que antes, entendiendo la retórica como un instrumento de guerra para combinar los nuevos sentidos de nuestra militancia. Los chicos son el flaco Kosteki y Darío Santillán.
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