Caso Hooft: la alianza político-judicial de extrema derecha que golpeó el valor del testimonio


Desde Abuelas de Plaza de Mayo, Filial Mar del Plata, luchamos hace décadas en paz, bajo una consigna común de militancia: Memoria, Verdad y Justicia. 
A través de la reconstrucción de la memoria, con la movilización en la calle, las incontables manifestaciones y gestiones, hemos podido comenzar a recuperar la Verdad histórica.
Desde hace años, testimonio a testimonio, pese a las presiones, las amenazas, el manoseo y una parte importante del aparato judicial cómplice heredado de la dictadura, pudimos comenzar a edificar el rompecabezas del horror del exterminio y de la impunidad atroz.
Día a día, semana a semana, fuimos caminando en un rumbo convergente e inexorable hacia la Justicia. Ya no hay excusas ni malos entendidos. No hay confusiones ni errores. Sólo maniobras desesperadas para intentar interponer tres décadas de apariencias, de amigos y socios; de actores, de participes necesarios y engañados que no logran iluminar las sombras de un pasado siniestro.
Hijo de la doctrina judicial de la dictadura genocida, Pedro Federico Hooft fue un hábil instrumento para legitimar las prácticas de eliminación y desaparición sistemática de personas “peligrosas” para el régimen militar. No se trata de uno o dos casos aislados, sino de una metodología fría y eficiente que logró sobrevivir. El amparo propio del sistema lo apañó tanto como un plan calculado para reciclar su imagen.
La libertad permite que la verdad se imponga, que las instituciones y la sociedad maduren, que las personas recuperen su pasado, sanen pacientemente sus vidas y cicatricen las heridas. Sólo la libertad nos da alas para mirar la vida de frente, como hemos hecho quienes durante décadas marchamos, pedimos y luchamos, sin un dejo de odio en nuestro reclamo, con los testimonios, verdad tras verdad.
Hoy, con el fallo del Jury de Hooft, la alianza político-judicial de extrema derecha golpea el valor del testimonio, como la herramienta más importante para la reconstrucción de la verdad histórica. Los mismos sectores reaccionarios que instrumentaron las leyes de la impunidad recobran protagonismo político e instalan la discusión lejos del eje central de la temática, que no es otro que la reforma profunda de la justicia.
Pedro Federico Hooft es el paradigma del modelo retrógrado del andamiaje judicial asociado a los intereses políticos y económicos de ayer y de hoy que disputan el poder.
Ni sus sermones sobre bioética, ni sus amigos poderosos, alguno de ellos exsocios de encumbrados militares asesinos, podrán borrar los hechos. El manejo siniestro de los Habeas Corpus, la recorrida de los campos de concentración, tortura y exterminio, ni el abandono de las personas en las cuevas del terror.
No existirá un Poder Judicial maduro y transparente mientras en él habiten intereses que crean que éste es sólo una herramienta maleable, compuesta por algunas personas que no pueden estar al frente de un tribunal, sino donde les corresponde: en la CÁRCEL.

No hay comentarios:

Publicar un comentario