
Fue un cura tercermundista que peregrino entre la esperanza y la alegría, desde el sin fin de las tenebrosidades.
“Es hora de que la Iglesia de Cristo en la Argentina discierna a nivel nacional nuestra misión y no guarde a nivel nacional nuestra misión y no guarde silencio ante hechos graves que se vienen sucediendo”, desde la introspectiva pluma del cura, denunció al terrorismo de estado, que ejercía, la constante violación de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, el robo sistemático de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad. Y Por sobre todo aniquiló las luchas sociales.
Por suerte, un largo derrotero judicial y político ha permitido condenar a parte de los responsables en juicios que aún continúan su curso.
Incitó, agitó, predicó y pensó un mundo mejor en frente de las narices del nefasto Proceso de Reorganización Nacional. Por eso, justamente hoy, hace treinta y cinco años, el cuerpo del obispo de La Rioja, Enrique Angelellii, yacía en cruz sobre la ruta que une una localidad de Chamical y la capital provincial.
Enrique había iniciado su viaje para denunciar el asesinato de otros dos curas. Pero nunca llegó a destino porque una camioneta cruzó la camioneta donde viajaba y la volteó.
Está noche las Madres de Plaza de Mayo marcharán en la plaza central de La Rioja y luego se ofrecerá una misa en la Catedral local.
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